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martes, 10 de agosto de 2010

No se puede obtener un cambio profundo sin una revolución económica

Alejandra Gando, asesora del subsecretario de comunicacion política del Ecuador sostuvo que desde el gobierno que preside el economista Rafael Correa, consideran que con la participación de los ciudadanos -los verdaderos mandantes- es la única forma de obtener una democracia en todo el sentido de la palabra, más allá de la concurrencia a votar cada 4 años, es a través de la igualdad de oportunidades, lo que significa entre otras cosas la posibilidad de acceder a una comunicación masiva y de extraordinaria calidad.

A continuación la exposición de Gando

El proceso de la Revolución Ciudadana se enmarca en un cambio de estructuras e instituciones a través de los ejes de la revolución; que no son más que los lineamientos del cambio que estamos llevando a cabo en mi país, un accionar para el cual hemos recibido el apoyo de los ecuatorianos en varios procesos electorales y cuyo soporte es evidente en cada uno de los recorridos que realiza el presidente Rafael Correa.
Iniciamos el proceso con una revolución constitucional para ciudadanizar la democracia mediante la instauración de una nueva institucionalidad que garantice la real participación de los ciudadanos en la toma de decisiones y que entre otras cosas instaure su papel de veedor y mandante sobre el poder ejecutivo", señaló.

En un país como el mío la lucha contra la corrupción, debe convertirse en un pilar de todo accionar gubernamental, y es que la corrupción ya nos ha robado muchas cosas y desgraciadamente se había vuelto casi omnipresente en la administración pública, sin embargo no nos hemos rendido, porque eso hubiera equivalido a traicionar la confianza que los ecuatorianos han depositado en nosotros. La lucha contra la corrupción es hoy por hoy uno de los ejes transversales de todas las políticas públicas en mi país.

No se puede obtener un cambio profundo sin una revolución económica, que garantice que se terminen con las estructuras de desigualdad y explotación que tanto daño han hecho a nuestros países. La revolución de educación y salud se establece como el mecanismo para garantizar una mejor calidad de vida, una buena vida más allá del incremento de capital y centrada más bien en la construcción de capacidades. Y consideramos que la principal fortaleza está en unirnos como países pequeños de este continente que tanto tiene y que puede dar tanto, es por esto que buscamos la integración latinoamericana.

Por primera vez mi país tiene un Plan Nacional de Desarrollo, donde se establece claramente los más grandes objetivos nacionales y cuyo fin último es el “buen vivir” entendido como una relación armónica con la naturaleza, la consecución de capacidades y la búsqueda del bienestar.

Nuestro proyecto político se centra en el respeto a los valores de la democracia y en la defensa sin tregua ni renunciamiento a todas las libertades y derechos que nos asisten como seres humanos, derechos que están garantizados en nuestra Carta Magna, la Constitución de la República del Ecuador.

Consideramos a la libertad de expresión como uno de los derechos fundamentales del ciudadano, sin embargo ésta no puede estar supeditada a intereses de ninguna clase. Enfrentamos constantemente una feroz oposición política de ciertos medios de comunicación que se han enfrascado en una pelea sin cuartel orquestada por ellos mismos y donde no nos queda sino la defensa de los intereses de todos los ciudadanos, tarea en la cual creemos fielmente y en la cual no claudicaremos.

No se trata sólo de la defensa de nuestros puntos de vista, que vale de paso mencionar no son sólo nuestros si no de todos los ecuatorianos que han respaldado el proceso en las urnas en repetidas ocasiones. Lo que el gobierno de la Revolución Ciudadana busca, es una comunicación donde no se tergiverse el mensaje, una comunicación pluralista donde todos los ciudadanos tengan la posibilidad de decidir qué es lo importante y la información que se recibe. Un cambio sustancial si se toma en cuenta la forma en la que se ha manejado la comunicación en mi país, donde unos pocos han decidido qué temas se debaten y qué temas son importantes; cambio que no tememos instituir aún cuando el reto se presenta  difícil frente a la empedrada y espinosa ruta que conlleva ir en contra de oscuros y poderosos intereses que han visto tocados sus otrora privilegios.

Apuntamos desde el Gobierno a una  comunicación plena,  como una herramienta para generar una amplia participación ciudadana,   como una oportunidad y un espacio de debate sobre los asuntos de interés general, para construir ciudadanía, para lograr una auténtica inclusión colectiva, aspectos que los medios tradicionales adeudan a la gente de la que solo se sirven, a quienes solo la miran como “clientes”.

Es aquí donde entra la Ley de Comunicación que se está tramitando en la Asamblea Nacional en mi país, un proyecto que no nació desde el ejecutivo y que es fruto del debate de las distintas fuerzas políticas presentes en la Asamblea, pero que goza de todo el apoyo en cuanto apunta a la democratización de la comunicación y a la garantía de una comunicación libre, intercultural, incluyente, diversa y participativa, en todos los ámbitos de la interacción social, por cualquier medio y forma, donde los ciudadanos puedan hacer uso de su propia lengua y de sus propios símbolos, tal y como está expresado en la Constitución de la República del Ecuador. Además trabajamos por hacer respetar el hecho de que todos los ciudadanos tienen el derecho a buscar, recibir, intercambiar, producir y difundir información veraz, verificada, oportuna, contextualizada, plural, sin censura previa acerca de los hechos, acontecimientos y procesos de interés general, y con responsabilidad ulterior. Todos estos son derechos garantizados en la Constitución y en cuya protección nos encontramos comprometidos como gobierno.

Para finalizar, reiterar el compromiso del Gobierno de la Revolución Ciudadana con una democracia participativa, entendiendo a los ciudadanos como los sujetos del cambio en el cual estamos involucrados.

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